Algunos  Gobiernos autonómicos, hasta ahora  todos ellos apoyados por el Partido Socialista Obrero Español, proyectan subir el IRPF a las rentas más altas. Dos comentarios nos suscita la noticia. El primero referido a cuáles son dichas rentas y el segundo al ejercicio del poder tributario autonómico. Las rentas a las que se les aplica el tipo marginal máximo de la escala del IRPF son las rentas más altas pero no en términos absolutos sino las rentas más altas del trabajo, sea éste dependiente o autónomo. Sabido es, en efecto, que las rentas del capital y plusvalías tributan a tipo fijo en el IRPF más bajo que ese tipo marginal máximo. Y las empresariales casi siempre tributan por el Impuesto de Sociedades, también con tipo fijo e inferior también. Es decir, que los impuestos y en concreto el IRPF no se suben a los más ricos como parece  hacérsenos creer,  sino a determinados grupos de contribuyentes que pueden ser o no los más ricos, aunque normalmente  no lo serán, pero que no se les grava por ello sino por tener rentas de su trabajo demasiado elevadas a juicio de estos legisladores autonómicos, cada uno con su particular medida, y que tienen la mala suerte de estar plenamente controlados fuera de los privilegiados circuitos de la economía  sumergida que todos estos legisladores y los demás y sus agentes saben que existen pero que, a lo que parece, no descubren, al menos, en su mayor parte. Nos causa perplejidad, de otro lado, este particular uso del poder tributario autonómico. ¿Es previsible que estos incrementos se traduzcan en la prestación de mejores o más servicios por parte de esas Comunidades Autónomas? Nos tememos que no.  ¿Y no es más adecuado que sea el Estado el encargado de llevar a cabo las políticas tributarias redistributivas? Creemos que así debe ser.

Sevilla, a 7 de julio de 2010.

Fdo.- Antonio F. Delgado González

Abogado. Doctor en Derecho